31 jul 2015

Darse cuenta tres veces. Osho.

Darse cuenta tres veces. Osho.
Los budistas, tienen un método particular al que llaman 
«darse cuenta tres veces». 
Si surge un problema (por ejemplo, si alguien siente de pronto deseo sexual, ambición o enojo), tiene que darse cuenta tres veces de que está ahí. 
Si hay enojo, el discípulo tiene que decir interiormente tres veces: «enojo… enojo… enojo», sólo para darse cuenta por completo, de manera que la conciencia tome nota. 
Eso es todo; después sigue haciendo lo que estaba haciendo. No hace nada con el enojo, sino que simplemente se da cuenta tres veces de que está ahí. 
Es hermosísimo. 
En el momento en que tomas conciencia de eso y te das cuenta, desaparece. No puede atraparte porque sólo puede hacerlo cuando no estás consciente. 
Este darte cuenta tres veces te vuelve tan consciente por dentro que quedas separado del enojo. Puedes verlo objetivamente porque está «ahí» y tú estás «aquí». 
Buda les dijo a sus discípulos que hicieran eso con todo. 

Comúnmente, todas las culturas y civilizaciones nos han enseñado a reprimir los problemas, de manera que poco a poco uno deja de ser consciente de ellos, incluso tanto que los olvida, cree que no existen. 
Lo correcto es justo lo opuesto. 
Toma conciencia de ellos por completo, y al tomar conciencia y concentrarte en ellos, se disuelven. 

OSHO

Tips para vencer el miedo.

Tips para vencer el miedo.

Cuento budista sobre el Bien y el Mal



La leyenda de Mahaduta

Un rico joyero invitó a un monje a viajar con él y tuvo la oportunidad de oír el Dharma.
La gente crea sus propios destinos a través de sus acciones.
Hace mucho tiempo, en la India, vivió un joyero muy rico, de nombre Pandú. Cierto día en que se dirigía en su carruaje hacia la ciudad de Varanasi, Pandú se regocijaba por la bonanza del tiempo, recién refrescado por una tormenta, y sobre todo por el dinero que iba a conseguir al día siguiente vendiendo las joyas en el mercado.
Mirando hacia adelante, Pandú observó un monje caminando lentamente por un lado de la carretera. El monje caminaba con pasos firmes y espalda erguida; había algo en él que irradiaba paz y fortaleza interior. Pandú pensó: ―Si ese monje va a Varanasi, le pediré si quiere viajar conmigo. Parece un santo y yo he oído que la compañía de hombres santos siempre trae buena suerte‖. Así que dio órdenes a su fortachón esclavo, llamado Mahaduta, de parar los caballos.
—Venerable Maestro del Dharma —dijo Pandú, abriendo la puerta de su carruaje—. ¿Puedo ofrecerle transporte hasta Varanasi?
—Viajaré contigo —contestó el monje—, si comprendes que no puedo pagarte, pues no tengo posesiones materiales. Lo único que puedo ofrecerte es Dharma. —Acepto sus condiciones —dijo el joyero, que siempre pensaba como si estuviese negociando. Y así invitó al monje a entrar en su carruaje.
Durante el viaje, el monje, cuyo nombre era Narada, le habló del karma, que es la ley de causa y efecto.

La gente crea sus propios destinos a través de sus acciones—dijo Narada—. Buenas acciones generan de un modo natural buena fortuna, mientras que quienes cometen maldades acaban pagando por ellas tarde o temprano.
Pandú se encontraba a gusto con su compañero.
Le gustaba oír cosas con sentido, pues él era un hombre muy práctico, y también tenía raíces buenas y profundas en el Dharma, ¡aunque esto último él no lo sabía!

El joyero ordena a su esclavo volcar un carromato cargado de arroz, y el Maestro del Dharma se lo reprocha sin éxito.
-Pandú, el joyero, interrumpió ásperamente a Narada cuando su carruaje se paró en mitad de la carretera.
—¿Qué ocurre? —gritó irritado a su esclavo Mahaduta—. ¡No hay tiempo que perder! Varanasi estaba aún diez millas de distancia, y el sol se estaba poniendo por el Oeste.
—Es el carromato de un estúpido agricultor en medio de la carretera —vociferó el esclavo.
El monje y el joyero abrieron las puertas del carruaje y se asomaron para ver lo que ocurría. Un poco más adelante, y bloqueando la carretera, había un carromato cargado de sacos de arroz. La rueda derecha yacía averiada en una zanja. El agricultor estaba sentado en el suelo intentando reparar una pezonera rota.
—¡Yo no puedo esperar! ¡Mahaduta! —gritó Pandú—. ¡Aparta su carromato!
El campesino se levantó de un salto para protestar y Narada se volvió hacia Pandú para pedirle que pensase otro modo de resolver la situación.

Pero antes de que nadie pudiese decir una palabra, el fortachón Mahaduta ya había saltado de su asiento, y arremetiendo contra el carromato del agricultor, lo empujó dentro de la zanja. Varios sacos de arroz cayeron en el barro. El agricultor se fue corriendo y chillando hacia Mahaduta, pero se frenó al darse cuenta de que el esclavo le doblaba en tamaño y fuerza. Sonriendo maliciosamente, Mahaduta levantó su puño; estaba claro que habría disfrutado dando una paliza al campesino si su amo no tuviese tanta prisa. Al mismo tiempo que el esclavo volvía a su asiento y retomaba las riendas del carruaje, el monje se bajó a la carretera, y dirigiéndose a Pandú le dijo:
—Estoy descansado y en deuda contigo por haberme llevado durante una hora, y qué mejor modo de saldar esta deuda que ayudando a este desafortunado agricultor al que tú has maltratado. Al hacerle daño, puedes dar por seguro que un daño similar te ocurrirá a ti. Así que, tal vez, si le ayudo puedo hacer que tu deuda con él no sea tan grave. Puesto que además el agricultor fue un familiar tuyo en una vida previa, tu karma y el suyo están atados de una manera mucho más fuerte de lo normal.
El joyero estaba sorprendido. No estaba acostumbrado a que lo regañaran, ni siquiera con la amabilidad con que el monje lo había hecho. Pero lo que más le molestó fue la idea de que él, Pandú, un joyero con grandes riquezas, pudiese estar de algún modo relacionado con un agricultor del arroz. —¡Eso es imposible! —replicó a Narada.
Narada esbozó una sonrisa y dijo:
A veces la gente más inteligente no alcanza a reconocer las verdades más básicas de la vida. Pero yo intentaré protegerte contra el daño que te has hecho a ti mismo.
Molesto por estas palabras, Pandú hizo una señal vehemente con su mano para que el esclavo pusiese el carruaje en marcha.


Al oír el Dharma, el agricultor comprendió la ley de causa y efecto.
Devala, el agricultor, ya se había sentado de nuevo en el suelo, a un lado de la carretera, intentando reparar de nuevo la rueda. Narada lo saludó inclinando su cabeza y empezó a empujar el carromato fuera de la zanja. Devala se levantó de un salto para ayudarlo, pero se dio cuenta de que el monje tenía mucha más fuerza de lo que se podía esperar de una persona de complexión tan ligera. El carromato estaba de nuevo en la carretera incluso antes de que Devala la hubo cruzado. ―Este monje debe ser un santo‖, pensó Devala en silencio. ―Dioses y espíritus, invisibles protectores del Dharma, deben ayudarlo. Tal vez él pueda explicarme por qué hoy mi suerte ha dado un giro a peor‖.
Los dos hombres cargaron los sacos de arroz que Mahaduta había tirado en la zanja, y entonces, al mismo tiempo que Devala se sentaba de nuevo a arreglar la rueda, preguntó:
—Venerable Maestro del Dharma, ¿puede explicarme por qué he tenido que sufrir semejante injusticia por parte de ese rico tan arrogante a quien nunca había visto antes? ¿Es esto razonable?
Narada contestó: —Lo que has sufrido hoy no es realmente una injusticia. Has recibido el pago exacto por el daño que tú causaste al joyero en una vida previa.
El agricultor dijo asintiendo:
—He oído a gente decir este tipo de cosas antes, pero nunca he sabido si creerlas o no.
—No es algo muy difícil de creer—dijo el monje—. Nos convertimos en lo que hacemos.

Si haces buenas cosas, serás buena persona de un modo natural, y cosas buenas le ocurrían naturalmente. Lo mismo sucede con las maldades. Actos malvados crean malas personalidades y vidas desafortunadas. Todas las cosas que has pensado, dicho y hecho crean la clase de persona que eres ahora, y también contienes las semillas de lo que serás en el futuro. Esta es la ley de causa y efecto, la ley del karma.
—Tal vez sea así—dijo Devala—, pero yo no soy una mala persona, y ¡mira lo que me ha ocurrido hoy!
Narada le preguntó:
—Sin embargo, ¿no es cierto que tú habrías hecho lo mismo al joyero si él hubiese sido el que bloquease la carretera y tú el que llevase un conductor tan bravucón?
Las palabras del monje hicieron que Devala enmudeciese. Se dio cuenta de que hasta el momento en que Narada apareció para ayudarlo, su mente había estado llena de pensamientos de venganza. Exactamente lo que Narada había dicho es lo que él había estado pensando:
―Ojalá hubiese sido él quien volcase el carruaje del joyero para después poder reanudar el viaje con orgullo mientras el ricachón se quedaba revolcado en el lodo‖.
—Sí, Maestro del Dharma —admitió—. Es verdad.
Los dos hombres permanecieron en silencio hasta que la pezonera estaba lista y la rueda montada de nuevo en el carromato. El campesino seguía cavilando en las palabras del monje. Aunque Devala no había ido nunca a la escuela, él era un hombre muy pensativo y siempre intentaba descubrir el porqué de las cosas y las razones detrás de los sucesos.
De repente dijo:
—¡Pero esto es terrible! Ahora que el joyero me ha hecho daño, yo tendré que hacerle algo malo a él. Entonces él me lo devolverá, y yo volveré a herirle. ¡Y esto nunca acabará!

—No, no tiene por qué ser así —dijo Narada—. La gente tiene el poder de hacer cosas buenas y cosas malas. Encuentra un modo de pagar a este joyero tan orgulloso con ayuda en lugar de pagarle con daño.
Entonces el ciclo se romperá.
Devala asintió dudosamente a la vez que subía a su carromato. Creía lo que el monje le había dicho, pero no veía como iba a tener la oportunidad de seguir sus consejos.
¿Cómo iba a ser posible que él, un pobre campesino, pudiese ayudar a un hombre tan rico? Invitó a Narada a sentarse junto a él y tomó las riendas del caballo.
El caballo apenas había empezado a caminar cuando se paró de repente.
—¡Una serpiente en la carretera! —gritó Devala—. Pero Narada, mirando más atentamente, vio que no era una serpiente, sino una bolsa. Bajó del carro y la recogió. Era muy pesada pues estaba llena de oro.
—La reconozco. Pertenece a Pandú, el joyero —dijo el monje—. La llevaba entre sus piernas en el carruaje.
Debe habérsele caído al abrir la puerta para intentar a verte. ¿No te dije que su destino estaba unido al tuyo?
Dándole la bolsa a Devala le dijo:
—Aquí tienes la oportunidad de cortar las ataduras de violencia y venganza que te atan al joyero.
Cuando lleguemos a Varanasi, vete a la posada donde se hospeda y devuélvele el dinero.
Él pedirá perdón por lo que te hizo, pero tú dile que no guardas ningún rencor y que le deseas lo mejor. Y escucha atentamente, vosotros dos sois muy parecidos, y ambos prosperaréis o fracasaréis juntos dependiendo de vuestras acciones.

Si no sabes qué hacer...

... entonces, sólo respira.
En el silencio, en tu silencio, encontrarás todas las respuestas...
En el silencio, en tu silencio, encontrarás todas las respuestas...

30 jul 2015

30 Julio

Mírame. Mírate.
Óyeme. Óyete.


Somos personas, no robots.
Escúchame. Escúchate.
¿Crees que siempre eres la misma persona? ¿Crees que eres mejor, o diferente, que yo? ¿No crees que en la diferencia está la respuesta?
Puedes seguir comparando... pero nada es igual a nada. Nadie es igual a nadie.
Mantén la diferencia. Somos personas, no robots.

Y puedes continuar comparando... pero no cuentes conmigo...

La leyenda de los dos lobos

En una noche clara de verano, estaban sentados un abuelo y su nieto viendo como la luna reinaba en el cielo. Cuando ya llevaban un buen rato en silencio, el abuelo le dijo a su nieto: “siento como si tuviera en el corazón dos lobos que se están peleando. Uno de ellos es violento, está siempre enojado y queriéndose vengar. El otro está repleto de perdón, compasión y amor”.
 

La leyenda de los dos lobos

El niño le preguntó: “¿Cuál de los dos será el que gane la pelea y se quede en tu corazón?”.

A lo que el abuelo le respondió: “El que yo alimente”.

29 Julio

¿QUE CUÁNTOS AÑOS TENGO?
Tengo la edad en que las cosas se miran con más calma, pero con el interés de seguir creciendo.
Tengo los años en que los sueños se empiezan a acariciar con los dedos y las ilusiones se convierten en esperanza.
Tengo los años en que el amor, a veces es una loca llamarada, ansiosa de consumirse en el fuego de una pasión deseada. Y otras un remanso de paz, como el atardecer en la playa.
¿Qué cuántos años tengo? No necesito con un número marcar, pues mis anhelos alcanzados, las lágrimas que por el camino derramé al ver mis ilusiones rotas…
Valen mucho más que eso.
¡Qué importa si cumplo veinte, cuarenta, o sesenta!
Lo que importa es la edad que siento.
Tengo los años que necesito para vivir libre y sin miedos. 
Para seguir sin temor por el sendero, pues llevo conmigo la experiencia adquirida y la fuerza de mis anhelos.
¿Qué cuantos años tengo? ¡Eso a quién le importa! Tengo los años necesarios para perder el miedo y hacer lo que quiero y siento.
José Saramago
... y en aquella esquina, a diez metros de la parada de bus donde muchos años atrás le juró amor eterno, se despidió de ella para siempre...

28 jul 2015

El amor no entiende...

... de protagonismos, ni de ideales, ni de orgullos.
Quién te ama de verdad, nunca te ofrece el tiempo de sobra, sino que saca tiempo de dónde no lo hay para estar contigo.
  https://www.youtube.com/watch?v=LdkcvvO7wY0
... que pudiendo evitar el dolor, no se evite.

Dices...

Dices que he cambiado... 

... aunque tú no lo sepas...

 Y yo me pregunto,  ¿quién esculpió mi tristeza...?

Cuando entiendas...

No quiero guerras que no busco... Acepto y asumo lo que soy y quién soy...

No te avergüences...

No te avergüences de ser como eres. Quién no te quiere así, no merece tu compañía.

Cuántas puertas dejamos de abrir...

En una tierra en guerra, había un rey que causaba espanto: A sus prisioneros, no los mataba, los llevaba a una sala dónde había un grupo de arqueros de un lado y una puerta inmensa de hierro del otro, sobre la cual se veían grabadas figuras de calaveras cubiertas de sangre.
¿Cuántas puertas dejamos de abrir por miedo a arriesgar?
En ésta sala les hacía formar un círculo y les decía:
– Ustedes pueden elegir entre morir a flechazos por mis arqueros o pasar por aquella puerta... detrás de esa puerta YO LOS ESTARÉ ESPERANDO.........
Todos elegían ser muertos por los arqueros.
Al terminar la guerra, un soldado que por mucho tiempo había servido al rey, se dirigió al soberano:
– Señor ¿puedo hacerle una pregunta?
– Dime, soldado
– Señor, ¿qué había detrás de la puerta?
El rey contestó:
– Vé y mira tú mismo.
El soldado abrió temerosamente la puerta, y a medida que lo hacía rayos de sol entraron y la luz invadió el ambiente. Finalmente, sorprendido, descubrió que... la puerta se abría sobre un camino que conducía a la LIBERTAD!!!
El soldado, embelesado, miró a su rey, quien le dijo:
– Yo les daba la oportunidad de hacer una ELECCIÓN, pero por temor preferían morir a arriesgarse a abrir esa puerta!!

¿Cuántas puertas dejamos de abrir por miedo a arriesgar? ¿Cuántas veces perdemos la libertad y morimos por dentro sólo por miedo de abrir la puerta de nuestros sueños?

Beneficios del agua con limón


Beneficios del agua con limón

27 Julio

Hay fechas que jamás podremos olvidar... Ni querré olvidar.
Olvídame tú, que yo no quiero...
 Lástima que últimamente esté tan de moda la memoria selectiva,  o el olvido.


27 jul 2015

La vida comienza...

... cada día.
La vida comienza cada día...
Para mí, para tí, para tod@s, si se quiere, siempre se puede volver a empezar.
Excusas, no gracias.

Si se quiere, se puede...
Ama lo que haces. 
Si quieres, puedes.

Sobran las palabras...

A veces en el río sobran las palabras... 
Saber mirar... 27 Julio 2014
 Cualquiera de sus rincones encierra "todo"

26 Julio

Día inmenso e intenso.
Emociones y sentimientos puros...

Día de los abuelos.
Feliz de haber disfrutado de un día grande en emociones, en sentimientos, en nobleza de almas, y de corazones nobles.


26 jul 2015

... suelta.


Si no trae alegría a tu vida... suelta. 
Amar es sentir, es emocionarse... Amar no tiene explicaciones.
Si no te ilumina ni te construye... suelta.
Si permanece pero no crece... suelta.
Si son más los desencuentros que los encuentros... suelta.
Si no acaricia tu ser... suelta.
Si dice pero no hace... suelta.
Si intenta cambiarte... suelta.
Si se impone el "yo"... suelta.
Si no suma a tu vida... suelta.

25 Julio

Sin comparaciones. Sin competir.
Con lealtades y fidelidades.
Con amor. Y con AMOR. Y por AMOR.
El sabio siempre gana porque no compite. LAO TSE

Sin luchas, ni batallas, ni guerras que no busco, ni provoco, ni quiero.
Cada cual que elija su objetivo. Dónde dejar su tiempo, su energía.
Cada cual sepa que "de lo suyo gasta".
En paz vivo. En paz estoy. La paz busco para mí y los míos. Me comprometo con aquello, y aquellos,  que creo (entendido como pensamiento y como creación).
Esta calma, esta claridad que ahora tengo, me hace entender con la distancia que da el tiempo, que no hay buenos ni malos. Hay gente que entiende de valores. Otros ponen precio. Me quedo con la gente que sólo lucha por ser... Ser uno mismo. Sin competir. Sin comparar. Es la única lucha que tengo y mantengo. Y mantendré. Mantenerme apegada a mis raíces, a mis valores. Y saber cuando tengo que volar, como planear mi mundo, y cuando pasarme. No me da miedo la rama dónde deba pasarme... seguiré teniendo alas para volver a moverme. Alas para volar. Raíces para volver a la Madre Tierra... y madurez para quitar lo que me impide seguir creciendo. 

25 jul 2015

Cuando quedarse... es ir demasiado lejos...

A veces, no debemos quedarnos junto a quién no quiere quedarse a nuestro lado.
El mundo cambia si dos se miran y se reconocen...
Jugar con nosotros mismos, es lo peor que nos podemos hacer...
No imaginemos, o proyectemos, cambios que no se han producido, que no han llegado, ni llegarán...
Idealizar, es postergar una situación que sabes que no va a cambiar... porque nadie cambia de la noche a la mañana.

El tiempo transcurre para todos, y quedarse esperando que  alguien cambie y sepa reconocernos, o conocernos, es algo que debemos saber frenar. Poner límite.
Tampoco, vamos a pedir a nadie que nos vea como somos, o como nosotros nos vemos. No hay más sordo que quién no quiere oír, ni más ciego que quién no quiere ver... Insistir no sirve. Solo sirve seguir siendo como somos con quién está, y se quiere quedar, a nuestro lado.
Olvidar no es posible... Tal vez no olvides a quién se fue. Tal vez ni lo intentes. Tal vez no puedas elegir, o hablar... pero quedan los sentimientos... y tu forma de ser. 

Los zapatos y las decisiones

Zapatos y decisiones
Un joven llamado Ronald tenía una tía que lo quería mucho y era muy bondadosa con él. En una ocasión ella llevo al joven a un zapatero para que le hiciera un par de zapatos a la medida.
El zapatero le preguntó: "¿Quieres los zapatos puntera cuadrada o redonda?" 

Ronald tartamudeó un poco. Él no sabía lo que quería.
El zapatero dijo: "Está bien. Ven por aquí dentro de un par de días, me dices lo que quieres y te haré los zapatos". 

Dos días después, el zapatero lo vio en el pueblo y le volvió a preguntar: "¿Quieres los zapatos puntera cuadrada o redonda?"
Ronald le contesto: "No sé".
El zapatero le dijo: "Ven dentro de dos días y tus zapatos estarán listos".
Ronald contaba que cuando fue a buscar los zapatos, uno de ellos tenía la puntera cuadrada y el otro redonda.
El zapatero lo miro y le dijo: "Esto te enseñará que desde ahora en adelante, no debes permitir que la gente tome decisiones por ti".
Y el joven agregaba: "Aprendí allí mismo a tomar mis propias decisiones, si uno no lo hace, otro lo hará por uno".
¿No sientes la suficiente confianza como para tomar una decisión, ya que tienes miedo de cometer algún error? Bueno...  pues entonces, recuerda, que inclusive las malas decisiones, pueden ser una excelente oportunidad de aprender...

Un zombie a la intemperie. Alejandro Sanz.


https://www.youtube.com/watch?v=x0n3JKL7Qkc

 
Sin ti soy solo un zombie...

Yo era el confidente de tu cajón
Yo era el que le susurraba a aquél dragón
Hice una licencia de explorador
Fabriqué unas alas, busqué un balcón
Me eché a volar contento al este
Se ve tan celeste
Cuánto más lejos yo más feliz
Bajé tanto la guardia, la tentación
Que llegué a confundir la locura con el valor
Durmiendo a la intemperie
Sin techos ni paredes
Solo en soledad y sin ti yo solo

Por ti, volví por ti pero no te vi
Si no estás, solo soy un zombie a la intemperie
A ti, me fui a buscarte a ti
Ahora el dragón se ríe de mí
No soy bueno pa' explorar
Sin ti soy solo un zombie

Sin ti, morir por ti, pero no te vi
Sino estás, solo soy un zombie a la intemperie
Sin ti, me fui a buscarte a ti
Ahora el dragón se ríe de mí
Yo no soy bueno pa' explorar
Sin ti soy solo un zombie

Ya no te preocupes, ya no hay razón
 Lo que dices no me importa, solo tu voz
Los espejos quieren ser siempre más que Dios
Mientras que buscamos juntos la salvación

Lo sé, lo sé, yo me he vuelto a equivocar
Lo sé, lo sé que no merezco otra oportunidad
Y cuando cierras esa puerta
Lo que encuentras es tu magia celestial
Me alegra tanto verte
Verte es todo lo que me hace feliz
Y nadie lo remedie

Por ti, volví por ti, pero no te vi
Sino estás, solo soy un zombie a la intemperie
Sin ti me fui a buscarte a ti
Y ahora el dragón se ríe de mí
Yo no soy bueno pa' explorar
Sin ti soy solo un zombie

Volví al volver perdí
Pero no por ti
No eres tu es que soy un zombie aunque me peine
Sin ti me fui a buscarte a ti
Ahora el dragón se ríe de mí
Yo no soy bueno pa' explorar
Sin ti soy solo un zombie

Solo soy un zombie
Solo soy un zombie
Solo soy un zombie

El Principito

A los adultos les encantan los números. Cuando les cuentas que tienes un amigo nuevo nunca te preguntan por lo que realmente importa. Nunca te dicen ‘¿Cómo es su voz? ¿Qué juegos prefiere? ¿Colecciona mariposas?’ En vez de eso te preguntan ‘¿Cuántos años tiene? ¿Cuánto pesa? ¿Cuánto dinero gana su padre?’ Sólo entonces creen conocerlo.
Observar nuestro alrededor para sentir l o que tenemos...
Sólo con el corazón se puede ver bien. Lo esencial es invisible a los ojos.
Hacer aquello que nos importa, nos interesa y abrir nuestro corazón...
 - Entonces te juzgarás a ti mismo, respondió el rey. 
- Eso es lo más difícil. Es mucho más difícil juzgarse a uno mismo que a los demás. Si logras juzgarte correctamente significará que eres un verdadero sabio.

Nadie las ha domesticado ni ustedes han domesticado a nadie. Son como era el zorro antes, que en nada se diferenciaba de otros cien mil zorros. Pero nos convertimos en amigos y ahora es único en el mundo.

Eres el dueño de tu vida y tus emociones, nunca lo olvides. Para bien y para mal.
- Así es, dijo el zorro. Para mí aún no eres nada más que un muchachito como cientos de otros muchachos. No te necesito y tú tampoco me necesitas a mí. Para ti soy como un zorro igual a otros miles de zorros, pero si me domesticas nos necesitaremos. Tú serás para mí único en el mundo y yo seré único en el mundo para ti.



 

Llama...

Espero que éste corto os diga, os hable, os susurre, os guste, os emocione, tanto como a mí...
https://www.youtube.com/watch?v=NJeR5vnbAHI

El poder de la sonrisa

https://www.youtube.com/watch?v=IB-0gvEJwlk&feature=youtu.be

Cuánto vales...

Parábola acerca de la seguridad en sí mismo.

Un día un sabio maestro recibió la visita de un joven que se dirigió a él para pedirle consejo:
No pretendas que cualquiera te valore...
 — Vengo, maestro, porque me siento tan poca cosa que no tengo fuerzas para hacer nada. Me dicen que no sirvo, que no hago nada bien, que soy torpe y bastante tonto. ¿Cómo puedo mejorar? ¿Qué puedo hacer para que me valoren más?
El maestro sin mirarlo, le dijo:
— Cuánto lo siento muchacho, no puedo ayudarte, debo resolver primero mi propio problema. Quizás después... y haciendo una pausa agregó: — si quisieras ayudarme tú a mí, yo podría resolver este problema con más rapidez y después tal vez te pueda ayudar.
— E... encantado, maestro— titubeó el joven, pero sintió que otra vez era desvalorizado y sus necesidades postergadas.

—Bien— asintió el maestro. Se quitó un anillo que llevaba en el dedo pequeño y al dárselo al muchacho, agregó:
— Toma el caballo que está allá afuera y cabalga hasta el mercado. Debo vender este anillo porque tengo que pagar una deuda. Es necesario que obtengas por él la mayor suma posible, pero no aceptes menos de una moneda de oro. Ve y regresa con esa moneda lo más rápido que puedas. El joven tomó el anillo y partió. Apenas llegó, empezó a ofrecer el anillo a los mercaderes, quienes lo miraban con algún interés.
Pero les bastaba el escuchar el precio del anillo; cuando el joven mencionaba la moneda de oro, algunos reían, otros le daban vuelta la cara y solo un viejito fue tan amable como para tomarse la molestia de explicarle que una moneda de oro era muy valiosa para entregarla a cambio de un anillo. Alguien le ofreció una moneda de plata y un cacharro de cobre, pero el joven tenía instrucciones de no aceptar menos de una moneda de oro y rechazó la oferta.
¡Cuánto hubiera deseado el joven tener esa moneda de oro! Podría entonces habérsela entregado él mismo al maestro para liberarlo de su preocupación y recibir entonces su consejo y ayuda. Triste, subió a su caballo y volvió a donde el maestro se encontraba:
— Maestro -dijo- lo siento, no se puede conseguir lo que me pediste. Quizás pudiera obtener dos o tres monedas de plata, pero no creo que yo pueda engañar a nadie respecto del verdadero valor del anillo.
— Qué importante lo que has dicho, joven amigo —contestó sonriente el maestro—. Debemos saber primero el verdadero valor del anillo. Vuelve a montar y vete al joyero. ¿Quién mejor que él para saberlo? Dile que quisieras vender el anillo y pregúntale cuanto te da por él. Pero no importa lo que ofrezca, no se lo vendas. Vuelve aquí con mi anillo. El joven volvió a cabalgar.
El joyero examinó el anillo a la luz del candil con su lupa, lo pesó y luego le dijo:

— Dile al maestro, muchacho, que si lo quiere vender ya, no puedo darle más que 58 monedas de oro por su anillo.
— ¡58 MONEDAS! — exclamó el joven.
— Sí, -replicó el joyero— yo sé que con tiempo podríamos obtener por él cerca de 70 monedas, pero no sé... si la venta es urgente...

El joven corrió emocionado a la casa del maestro a contarle lo sucedido.
— Siéntate —dijo el maestro después de escucharlo— Tú eres como este anillo: Una joya, valiosa y única. Y como tal, sólo puede evaluarte verdaderamente un experto. ¿Qué haces por la vida pretendiendo que cualquiera descubra tu verdadero valor?

24 jul 2015

24 Julio

Las bicicletas son para el verano.

Felicidad.
Felicidades.

Siempre

Iba a estar siempre para tí. Para acompañarte, para seguirte, para mimarte, para cuidarte... 
Iba a estar siempre... Iba a ser tan fácil... Iba a ser un sueño... Iba a ser seda...
Iba a ser siempre fácil... Me dejo llevar cuando creo en alguien y en algo...
Iba a ser siempre un sueño... El cielo al alcance de mis manos... 


Iba a ser siempre seda... Mis mimos, mis caricias, mi ternura, mi admiración, mi respeto...

Y tú... ¿cómo amas?

Erase una vez una "gordita" que enamoró perdidamente a un muchacho en forma y hermoso. En la soledad de sus departamentos, en el auto en un callejón a oscuras y en todos los moteles se hacían el amor.
Sin embargo, el nunca por un año la sacó a un parque, a comer o simplemente al cine. Ella lo escuchaba negarla ante sus amigos y se molestaba. Pero cedía cuando escuchaba los te amo al oído, cuando sentía sus manos o cuando sus labios la callaban cuando llorando peleaba.
Un buen día la chica se cansó y eligió irse sin mirar atrás. Pasaron seis meses de angustia donde ambos en las noches se bebían las lágrimas e intentaron refugiarse en otros cuerpos, pero de nada sirvió.
El chico no aguantó más el vacío en su corazón e invito a sus amigos a salir. Allí en una mesa les dijo: "Necesito que me aconsejen, estoy enamorado como nunca, de una mujer excepcional pero no perfecta para los ojos de nadie."
Les confesó de quien estaba enamorado y ellos sorprendentemente le aconsejaron que se olvidara de la gente y la buscara. El chico se subió a su auto y voló al apartamento de ella. Tocó la puerta y para su sorpresa encontró una chica más esbelta, arreglada... Más hermosa. Se arrodilló y pidió perdón. Lloró por horas sin parar y ella solo le dijo...
"Lo lamento, mientras me fui porque no era lo suficientemente linda para ti, llegó alguien a mi vida que en vez de salir corriendo y criticarme, me enseño como alimentarme y durante varios meses me apoyo a ejercitarme. Nunca me dejó sola. Ahora tengo un hombre a mi lado. Un hombre completo que vio lo mejor de mi. Que te vaya bien !."
Cerró la puerta y lo dejó allí sufriendo, igual que como ella lo sufrió por eternas noches.

Quién oculta tanta belleza, tanto amor, tanta felicidad... entonces es porque no ama lo que dice... o porque no siente lo que dice sentir.
Moraleja: "Si amas a alguien estarás orgullos@ de que todos lo sepan y jamás l@ harás sufrir."

La felicidad. Osho.

La felicidad no tiene nada que ver con el triunfo; la felicidad no tiene nada que ver con la ambición; la felicidad no tiene nada que ver con el dinero, ni el poder ni el prestigio. La felicidad está relacionadacon tu consciencia, no con tu carácter".
Osho.

La felicidad está relacionadacon tu consciencia, no con tu carácter.

Soledad.

Soledad es cuando nos perdemos de nosotros mismos y buscamos en vano nuestra alma...
Soledad no es la falta de gente para conversar,
enamorar, pasear o hacer sexo...
Esto es carencia.
 

 Soledad no es el sentimiento que sentimos en la
ausencia de personas queridas que no pueden más volver...
Esto es melancolía.

Soledad no es el retiro voluntario que la gente se impone,
a veces, para rearmar los pensamientos...
Esto es equilíbrio.

Soledad no es el claustro involuntario que el destino nos
impone compulsivamente para que reveamos nuestra vida. ..
Esto es un principio de la naturaleza.

Soledad no es el vacío de gente a nuestro lado...
Esto es circunstancia.
Soledad es mucho más que esto.

Soledad es cuando nos perdemos de nosotros mismos y buscamos en vano nuestra alma...


 Francisco Buarque de Holanda (Chico Buarque)

Para saber, pregunta...

... y si no te contestan, observa los gestos, los movimientos...
Los gestos no mienten...

23 jul 2015

23 Julio

Algunas luces siguen encendidas... pronto se apagarán...
No hay mejor luz que la que reflejamos nosotros mismos...